Los ojos que te aman.
¿Quién te ha hecho llorar, amada
mía?
¿Quién sería capaz de llenar tu
corazón con tanta amargura como para borrar la sonrisa que tantas veces me has
mostrado?
¿Por qué quisiera alguien apagar el
brillo en tus ojos como si no fuera más que la flama de una simple vela?
¡Dime!
Ven, cuéntame todo. Deja que la
tristeza se mezcle con el color de mis ojos. No me pasará nada.
¡Oh, amada mía!
¿Por qué sigues cayendo por él?
¿Por qué sigues corriendo hacia la
puerta cada vez que el timbre suena?
¿Acaso disfrutas el sabor amargo en
tu boca?
¡Dime!
Creo que no lograré entenderte
jamás. Te veo ir de aquí para allá en las mañanas, en las tardes y en las
noches.
Te veo aun cuando crees que no hay
nadie más contigo.
Sí, lo has notado. Muchas veces lo
has notado. ¡Y tiemblas!
¡Pero no deberías temerle a los
ojos que te miran!
Porque esos ojos son los míos, y yo
te amo.
Pero tú no me amas. No como amas al
que te ha hecho llorar y maldecir aun en tus sueños más pesados.
No, tú no me amas, porque para ti… yo
solo soy la pintura que cuelga en tu pared.
Comentarios
Publicar un comentario